Antonio José de Sucre en el Municipio Montes

        Después del fracaso de la perdida de la republica en 1815, algunos patriotas van al exilio, Antonio José de sucre, huyendo hacia la isla de Margarita que posteriormente también pasa por Granada, Martinica, Saint Thomas y Cartagena, lucha al lado del General Castillo Bermúdez, resiste el ataque de 10.000 soldados Españoles, en el Castillo de la popa


       El 06 de Diciembre de 1814 los Patriotas Antonio José de sucre, José Francisco Bermúdez, Pury, Diego Ibarra Y Soublette, son perseguidos y llegan a Haití, el 06 de Enero de 1816, se reúnen con Bolívar en Kingston y preparan una Expedición a Venezuela, Sucre va a Trinidad, donde trabaja para vivir, surge rencillas entre los patriotas y se dividen en dos bandos, unos obedecen a Bolívar y otros a Mariño

       El 02 de Junio de 1816, en Carúpano se efectúa una junta Cívico Militar y se ratifica la Autonomía Suprema al Libertador, mientras que Brion, es nombrado almirante de la flota patriota, quedando Mariño como segundo al mando. El 01 de julio de 1816, Simón Bolívar, se entrevista con Mariño en Río Caribe, crece la pugna entre los patriotas; Antonio José de Sucre, no tolera el fraccionamiento cada vez mas agudo y regresa de trinidad tratando de encontrarse con Mariño, en Guarían, pero el barco que lo trasportaba naufraga en boca de navío.

      El joven Oriental se bambolea y busca la lindera del suelo seco, mientras bracea en el agua durante la Noche, dos pescadores acuden a el y lo rescatan del agua. Luego organiza un varios Pueblos del oriente, entre ellos de Cumanacoa a un grupo de Jóvenes y toman a cumana. El camino antigua de los españoles “ese camino peligroso” la antigua trocha que unía el golfo de Cariaco, con el valle de Cumanacoa,

       El mismo camino seguido por Humboldt, cuya descripción es de una belleza impresionante. Fue también escenario de encuentros armados entre republicanos y realistas durante la independencia “camino real”, fue el camino de Antonio José de Sucre, llegando a Cumanacoa el Valle de San Baltazar de los Arias, narra la vida de Sucre, apreciar sus cualidades Militares, sus condiciónese de estadistas juzgarlo como Diplomático, estudiar su carácter de Hombre penetra en su fuego interno para escudriñar en su conciencia para la virtud ingénita que resplandece en todo sus actos; esa es tarea difícil y solo inteligencia superiores pueden escribir los rasgo biológicos de tan ilustre personalidad, entre los pueblos que mas se distinguieron por su amor a la independencia. Sobre sale Cumanacoa “inagotable en suministrar Batallones a la patria” según la feliz frase de Miguel José Romero, este escritor debió agregar; que esos batallones los organizaba y disciplinaba Sucre con ayudad del General DOMINGO MONTES, Sucre en ocasiones se constituía en un jefe de instrucción, pues como muy bien asienta el Libertador, “SUCRE” era el alma del ejercito de Oriente. En la Necesidad de permanecer algún tiempo en esta localidad y siendo estrecha la Habitación de DON CARLOS ALVAREZ, en cuya casa Hospedaba Sucre de veintiún Año de edad, resolvió Construir en 1816 una casita continúa a la de aquel que siguió siendo después su residencia en el cese que permaneció en este valle de Montes.

"La muerte de Sucre en Berruecos". Óleo sobre tela de Arturo Michelena.

        Sucre era conocido en el ejército con los apodos de “Mulei” o “Mulengue”, alusión que hizo el general Luis Urdaneta, cuando escribe a Juan José Flores desde Tocaima 19 días antes del asesinato: “... A García, el diputado por Cuenca, le instruí de todo lo que debía decir a Ud. y ahora le añado que es preciso que Ud. redoble su vigilancia con el M...” Tres días antes del crimen, el periódico "El Demócrata" de Bogotá publicó el siguiente artículo: “Acabamos de saber con asombro, por cartas que hemos recibido por el correo del Sur, que el general Antonio José de Sucre ha salido de Bogotá... Las Cartas del Sur aseguran también que ya este general marchaba sobre la provincia de Pasto para atacarla; pero el valeroso general José María Obando, amigo y sostenedor firme del Gobierno y de la libertad, corría igualmente al encuentro de aquel caudillo y en auxilio de los invencibles pastusos. Puede que Obando haga con Sucre lo que no hicimos con Bolívar...” Como se ve, el asesinato de Sucre fue como una “Crónica de una muerte anunciada”, ya que el mismo fue planificado y ejecutado día 4 de junio de 1830 con alevosía, ensañamiento, ventaja y premeditación, allí permaneció su cadáver por más de 24 horas hasta que los pobladores de las localidades cercanas le dieran cristiana sepultura. Si el mariscal se hubiese ido por Buenaventura, allí lo esperaba el general Pedro Murgueitio para darle muerte; si optaba por la vía de Panamá lo acechaba el general Tomás Herrera, y desde Neiva lo vigilaba el general José Hilario López. El Libertador, que rara vez se equivocaba en sus sentencias, exclamó: “...Yo pienso que la mira de este crimen ha sido privar a la patria de un sucesor mío...” Bolívar que estaba enfermo en la costa del Atlántico, al conocer el luctuoso suceso, exclamó: "¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida".

       Durante mucho tiempo se corrió la noticia que fue el general Juan José Flores, compatriota y compañero de gestas independentistas quien había ideado el crimen, debido a la simpatía del pueblo quiteño al Mariscal y la posibilidad de éste, al radicarse en Quito con su esposa, la quiteña Mariana de Carcelén (Marquesa de Solanda y de Villarocha) y su hija, de convertirse en el primer presidente del Ecuador – como ocupó las presidencias de Bolivia y Perú –, cargo que ocupó Flores desde 1830.El Libertador Simón Bolívar le escribe una carta a la viuda del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, doña Mariana Carcelén, agradeciéndole el ofrecimiento de conservar la espada de su esposo el 5 de noviembre de 1830. De esta manera la Marquesa de Solanda cumplió con una de las cláusulas del testamento de Sucre, sin embargo Bolívar en su propio testamento ordenó que la espada del prócer cumanés fuese devuelta a su esposa Doña Mariana Carcelén. Los restos mortales del Mariscal Sucre fueron llevados a Quito por su esposa, la marquesa de Solanda, y mantenidos en secreto en su hacienda en el Valle de los Chillos. En 1832 y cumpliendo la voluntad de Sucre, que deseaba ser enterrado en la capital ecuatoriana, son depositados en el Convento del Carmen Bajo, y posteriormente fueron llevados a la Catedral Metropolitana de Quito, donde ocupa una capilla. Se ha planteado repatriar sus restos a su patria, Venezuela, para ser colocado en altar que para él está diseñado en el Panteón Nacional, en Caracas. En su honor fue bautizado una ciudad de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en Venezuela, un departamento de Colombia y la moneda del Ecuador.

FUENTE (Douglas Ruiz)
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